lunes, 13 de diciembre de 2010

Poema de Tito Narosky leído en la Feria de San Martín de los Andes

PALABRAS 

Tal vez, aún no haya escrito lo último que escriba
Todavía en mi silencio vibran inmensidades
tiesas, calladas, mansas, que pueden despertar
para abrazar el oro de soleadas mañanas,
mientras la savia fresca asciende en el juncal..
Puede que no haya hecho lo último que haga,
quizá ese torbellino que fui no dijo basta,
con cerrojo de plata; tal vez, falte camino
Hoy, cuando repasaba las huellas ya resecas,
holladas por las musas hace tiempo y distancia,
oí desde allá arriba, donde planean las águilas,
o todavía más alto, donde ya nada existe
que no sean ilusiones de la Tierra escapadas,
una voz que entre trinos explicarme trataba,
que no había aún soñado los sueños que me faltan,
que había rozado apenas la dimensión alada
que había puesto sordina a alaridos de rabia,
que estaban aún por gemirse –usando mis palabras-
el hórrido estertor del milagro que acaba
en este mundo absurdo de vida desquiciada
Proseguí recorriendo mis senderos de lianas.
Si la naturaleza –pensé mientras andaba-
que jamás precisó de nuestras burdas charlas,
glosaba su discruso con vocables humanos
-y éstos pueden ser útiles si no son desvirtuados-
quizá no estén velados los rollos de mi cámara
mi cofre de recuerdos puede no estar sellado
tal vez no haya aportado , en lo mucho que he escrito,
una frase de síntesis, definitiva y clara.
Por eso cuando oí que aquella voz me instaba
y quería que mostrase de mi aporte, la prueba
sentí la onda vergüenza de un intento de estafa
por haber soslayado lo inmenso de mi deuda.
¡Si le debía la vida, el amor, la fragancia
la belleza y el sol, el valle y la motaña,
le debía los ríos de plateada nostalgia
los niños y su risa, las aves y las plantas,
le debía el misterio de una noche estrellada,
le debía el sentir un soplo de esperanza!
Por eso decidí –mi tez ruborizada-
que aunque sea, humildemente,
pagaré con palabras.

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