miércoles, 6 de enero de 2010

Aportes de Eva Peciña sobre observaciones y extractos de libros de Guillermo Hudson

He tenido el privilegio de que mi patio fuera elegido por una pareja de zorzal colorado para instalar su nido.
Como macho y hembra son iguales, no pude distinguir quièn hacìa el nido o si lo construìan entre los dos como en el caso de los horneros y la mayorìa de las aves en que no hay dimorfismo sexual. Tampoco pude distinguir quièn incubaba los huevos, pero lo incluyo en la regla general.

Primero picotearon la tierra mojada de mis macetas y salpicaron todo con el barro y hasta rompieron alguna planta en busca del barro necesario. Luego iban buscando ramitas y fibras por todas mis plantas. El nido lo terminaron en menos de dos semanas. El barro servìa solo de cemento para unir los elementos vegetales y tuvo una gran resistencia a las abundantes lluvias que siguieron.

Después hubo mucha quietud. Veìa la cola de uno de ellos que sobresalìa por fuera del nido mientras incubaba sus huevos. En algunas especies, se ven zonas abdominales desnudas que apoyan sobre los huevos, pues asì el àrea de contacto es de mayor temperatura. Pero todas poseen un parche de incubaciòn y algunas se arrancan las plumas de esa zona.Por regla general ambos sexos incuban.

En los picaflores y rapaces sòlo las hembras lo hacen y en el caso del ñandú es el macho quien incuba los huevos de un gran nùmero de hembras en el mismo nido. Los pichones, gracias a un diente o apéndice llamado diamante, que poseen en la mandibula superior y que cae poco después, rascan el huevo desde el interior haciendo fuerza para salir.

Luego de poco màs de 20 dìas vi que iban y venìan cada 10 minutos con comida en el pico . Traìan insectos voladores, escarabajos y vi que aprovecharon las moras que maduraban justo en ese momento. Dos semanas después empecè a ver los picos de los pichones (el nido estaba muy alto y no tenìa un acceso visual directo al mismo).

Los pichones de distintas especies nacen con distintos grados de desarrollo. Hay especies que hacen ciegos, desnudos y con insuficiente plumaje. Estos son llamados nidìcolas, es decir que necesitaran asistencia alimentaria de sus padres (como en este caso)Hay otros casos en que los pichones son precoces y nacen con plumas, ven y picotesn. Se los llama nidìfugos. Ej. Ñandú, patos, chorlos.

Observè que tanto mientras incubaban como cuando los pichones nacieron, ninguno emitìa sonido alguno , tanto el adulto como los pichones estaban marcadamente silenciosos. Buena tàctica para pasar desapercibidos. El otro padre, sin embargo desde otro arbol no paraba de cantar con toda su voz. Pero unos dìas después, cuando los pichones crecieron, observè, estando justo debajo del nido, que emitìan un sonido muy raro, como de baja frecuencia y casi inaudible. . Supongo que se trata de infrasonidos, que se expanden rodeando los obstáculos fìsicos , tienen un largo alcance, y la capacidad de comunicar sin que otras especies lo noten.

La alimentación se realiza de varias maneras. Algunos, como mi zorzal, trayendo insectos, los introducen en la boca de los pichones que exhiben en el paladar y comisuras colores llamativos que estimulan esta conducta en los adultos.Las cigueñas dejan presas enteras en el nido. Las rapaces las trozan y reparten en pequeños trozos. Los pelícanos y cormoranes abren sus fauces y es el pichón quien introduce su pico. Otras aves traen alimentos predigeridos que vuelcan en el nido.Las palomas tienen buches que producen una secreciòn denominada leche de paloma. Igual es el caso del pingüino emperador. Los padres tienen otros cuidados en los primeros dìas de vida. Secado de las plumas, limpieza del nido, arrojando fuera los cascarones y restos fecales, incluso los restos de algún pichón que no pudo sobrevivir.

20 dìas después los pichones con el pecho estriado de pardo y sin el Rufo caracterìstico en el abdomen todavía, se subieron al borde del nido y pronto volaron.Es posible que hagan otra nidada en el verano, asì que los espero y la pròxima vez tomarè nota de màs detalles..

Extractos de Allà Lejos y Hace tiempo y Aves de la Pampa Perdida.
de Guillermo E. Hudson.

"LA TIJERETA (Tyrannus Savana)Es uno de los pàjaros màs valientes entre los enemigos del chimango. Uno de ellos se ubicaba en lo alto de una de las ramas del sauce indìgena, instalando allì su nido. Y èste, abierto y expuesto, se convertìa en constante atracciòn para los chimangos, siempre merodeando en busca de huevos y pichones.Cada vez que un chimango aparecìa y el caso repetìase màs de 40 veces al dìa, salidendo del nido, lo atacaba en medio del aire con tremenda furia.Espantado el merodeador, la tijereta retornaba a su àrbol para articular triunfalmente las alegres notas de castañuelas de su canto y, sin duda, para recibir las felicitaciones de su compañera. Luego, acomodàbase de nuevo para mirar el cielo, espiando la apariciòn del pròximo enemigo.Las tijeretas no son gregarias, y sin embargo, una vez al dìa se elevan y yendo apresuramenete de arbol en àrbol, se convocan unas a otras a una reuniòn general. Entonces se elevan emitiendo pìos cortantes, se precipitan violentamente desde una gran altura abriendo y cerrando sus largas colas, y acompañan su vuelo en zigzag con impetuosos sonidos opresivos y cortantes."

EL PECHO COLORADO (STURNELLA sUPERCILIARIS)> > "Amaba a dicho pàjaro por su canto de delicada ternura en> los trinos. A veces, en primavera y verano,> grandes bandadas de pechos colorados visitaban nuestro> monte, posàndose en cantidad sobre un àrbol, cantaban> todos juntos, produciendo una mùsica maravillosa y bella> como de centenares de cascabelitos sonando armònicamente a> un tiempo.> > En las inm4ediaciones de una laguna hallè sus> nidales: un lugar en el que ha habìa de 300 a 400> nidos cercanos entre sì que - con los huevos y las plantas> que los soportaban y los solìcitos pàjaros purpùreos> volando a su alrededeor- brindaban un cuadro de hermosura> encantadora.> > Aquel nidal estaba en un lugar bajo y pantanoso, donde> crecìa una planta semiacuàtica denominada> duraznillo. Planta de un solo tallo blanco,> culminando en corona similar a las palmeras de largas> hojas. Las flores solanàceas son de color> pùrpura y dan frutos de l tamaño de una cereza negra en> racimos de 3 a 5.> > En tal bosque de pequeñas palmeras colgaban los nidos> sujetos a los troncos y habìa 2 ò 3 en cada> uno. El nido largo y profundo, hàbilmente> constlruido y entretejido con hojas secas del> pajonal. Los huevos eran balncoazulados,> con puntas negras en la base.> > Tan encantadora parte del bañado serà ahora un inmenso> campo de maìz, alfalfa o lino. Los que hoy trabajan y> viven allì no sabràn nada de los hermosos huèspedes> anteriores. Cuando evoco las simpàticas> escenas del pasado y rememoro esos campos de juncos y flores> con sus variadas especies de pàjaros silvestres, la nube de> relucientes alas, los gritos que regocijaban el corazòn, el> goce que todo eso representò para mì en mi mocedad,> alègrome al pensar que nunca màs los volverè a ver y que> terminarà mi vida a miles de millas de distancia,> manteniendo hasta ùltimo momento en mi espìritu la imagen> de una belleza que ha desaparecido de la tierra.">

EL CARAU(Aramus guarauna) ha sido considerado un ràlido aberrante, aunque su aspecto y hàbitos guardan una relaciòn muy estrecha con los de estas aves.El pico recto y duro como el hierro, mide cerca de 12 centìmetros de largo. La punta y en mayor medida la maxila inferior, estàn levemente torcidas hacia un lado. La lengua se extiende hasta el extremo del pico y su àpice, de dureza còrnea, se encuentra desflecado o dividido en filamentos. El pico es un instrumento sumamente ùtil para abrir valvas y en los lugares donde abundan los moluscos, el Carau se alimenta exclusivamente de ellos, de tal forma que las màrgenes de los arroyos que frecuenta estàn sembradas de innumerables valvas abiertas y vacìas.Cada una muestra una rotura en el borde, de forma angular, de un centìmetro de largo. Las almejas y mejillones se cierran de un modo tan hermètico que serìa casi imposible para un ave insertar el pico para abrirlos, por màs duro que èste fuera y aunque tuviese forma de cuchillo. Por eso creo que mientras camina, el Carau encuentra primero al molusco tanteando el barro del fondo con las patas y luego lanza un diestro picotazo, antes de que se cierre, llevàndoselo asì hasta la orilla. Resultarìa sumamente difìcil para el ave sacar del agua al bivalvo cerrado y transportarlo a tierra firme, pero suponiendo que pudiera, y luego perforara la valva, el agujero serìa irregular y de bordes aserradosSin embargo, como ya expliquè, es angular y de corte limpio, lo que demuestra que logra insetar su pico uno o dos centìmetros entre las valvas, para luego abrirlas a la fuerza, quedando entonces ese fragmento. Probablemente inmovilice al molusco pisàndolo.Durate el dìa permanece inactivo, escondido en los densos juncales de arroyos y bañados. Impelido a huir, se eleva hasta una altura considerable. Vuela alto, agitando violentamente hacia arriba, a intervalos irregulares, as alas curvadas. Para descender, se deja caer de golpe, con las alas inmòviles hacia arriba y bamboleando el cuerpo. Sobre el terrenos llano camina màs ràpido que un hombre, proyectando sus patas parsimoniosamente y sacudiendo la cola. Antes de levantar vuelo corre velozmente unos 10 a 12 metros. Comienza la actividad al anochecer, repitiendo sus gritos largos y desgarradores, que pueden oirse con nitdez a unos tres kilòmetros. Estos gritos melancòlicos, su plumaje de luto y hàbitos ocultos le han valido a esta especie varios y singulares nombres vulgares, tales como ave gemidora, viuda loca.Cerca del crepùsculo abandonan los juncales y comienzan a remontar los arroyos, visitando sus sitios de pesca favoritos. Muy activos de noche, pasan en ocasiones el dìa posados en los àrbolesCuando se aproxima la època de crìa vuèlvense muy vocingleros y los bañados resuenan dìa y noche con sus largos gritos. El nido es construido entre los juncos y contiene de l0 a 12 huevos de forma levemente elìptica, voluminosos y con grandes manchas dispersas pardo pàlidas y purpùreas. Adultos y jòvenes viven juntos hasta la primavera siguiente.

EL IPACAA (y otras especies).Llegan al sur como el parelelo 35, y alcanzan su mayor abundancia a lo largo de las costa inundables del Plata, frecuentando sus vastos juncales y ceibales. Cuando no se las pesrigue son tan audaces y belicosas que de dìa salen de entre los juncos y atacan alas aves de corral, en las cercanìas de las casas e incluso en las calles de los pueblos situados en los lìmite de su pantanoso hàbitat, Usualmente vagan solos en busca de alimento, pero se reùnen al atardecer y en ocasiones durante el dìa, sobre todo cuando esta nublado.En zonas boscosas, y durante las jornadas lluviosas o con niebla, se aventuran a cierta distancia de los juncale. Caminan con gracia fluida y pomposa, moviendo la cola a cada zancada, como las gallinetas y corren a un a velocidad que ningún hombre puede igualar.En ocasiones se posan en los àrboles y ls gusta pavonearse de un lado a otro sobre una rama horizontal.Cuando el ipacàa es sorprendido en terreno abierto se echa contra el suelo como un inambù, resistièndose a levantar vuelo hasta que casi se lo pisa. Se eleva con vuelo ruidoso y cruza el aire con violento enviòn hasta que, una vez sobre los juncos, planea algunos metros y se deja caer. Su vuelo se asemeja precisamente al del inambù y es màs ruidoso que el de una codorniz. Cuando merodea algún intruso, lanza un potente grito de alarma, con una fuerza y entonación semejantes a las de un pavo real. A cierta distancia otras aves contestan, y mientras conversan se dirigen apresuradamente hacia donde se oyo la voz. El grito se repite a intervalos irregulares, primero en un lado y luego en otro, mientras las aves siguen de cerca los pasos del intruso y lo estudian desde el juncal. Con frecuencia me han seguido un kilómetro a travès de los juncales y pude atraerlos mediante el recurso de agazaparme e imitar sus gritos. No obstante, lasvoces de alarma màs fuertes del Ipacaa resultan dèbiles en comparación con las que emite en otras ocasiones cuando sin estar perturbado por una presencia extraña exterioriza su estado de ànimo en gritos y graznidos que, con potencia sin igual, asombran a quien los oye Estas voces, con todos sus cambios y modulaciones, tienen una cierta semejanza con la humana, llevada al lìmite de su capacidad, expresando agonia, frenesì y desconsuelo. Un largo alarido desgarrador, asombroso por su poder y vehemencia, es seguido por un sonido menos fuerte, como si en el primero hubiera quedado casi exhausto. Repite varias veces este doble grito al que siguen otros que recuerdan lamentos de angustia y alaridos de dolor semi ahogados.. De repente, esas voces sobrenaturales son renovadas en todo su poder y siguen durante algún tiempo, con varios individuos gritando concertadamente. Repiten el acto a intevalos a lo largo del dia y al ponerse el sol,momento en que los monets y bañados resuenan con su tumulto extraño. Varias aves se unen para gritar, unos 12 a 20 tienen un lugar de reuniòn en un àrea pequeña de terreno despejado y llano, rodeada de juncos, y si uno se oculta, armado de paciencia, es posible prsenciar a acciòn. Primero se oye a un Ipacaa emitir y repetir tres veces un grito fuerte y metàlico, que recuerda algo al reclamo de la gallina de Guinea. Este sonido sale de entre los juncos y representa una invitaciòn que otras aves responden ràidamente desde todos lados, al dirigirse hacia el lugar acostumbrado. Poco después emergen de entre los juncos de modo casi simultaneo, buscan el claro y se ubican para comenzar la exhibiciónA los gritos corren de un lado para el otro como poseìdas por un frenesì, agitando las alas desplegadas, con el pico muy abierto y elevado hacia arriba. Nunca los observè pelearse ni manifestar ira, La emociòn que sentian en tal ocasión las trasnportò de tal forma que completaron su acto sin notar mi presencia cercana. No obstante, apenas terminaron huyeron precipitadamente hacia los juncos, conscientes de mi presencia.Muchas aves y mamìferos llevan a cabo reuniones sociales pacìficas como el Ipacaa y si se los ve peleando, se trata de juegos, dado que se reùnen llevados por una emoción festiva. La Bandurria Austral, el Cuervillo de Cañada, el Tero Real y el Tero Comùn llevan a cabo exhibiciones semejantes. Esta ùltima especie ejecuta una parada mucho màs notable en tierra, a la que la gente de campo da el apropiado nombre de danza. Las aves, de a dos o tres, corren, giran y se paran inclinandose hasta tocar elsuelo con sus picos y todo el tiempo se mueven al compàs de sonidos rìtmicos, como de tambor.Los chimangos tienen con frecuencia sitios de reuniòn por donde circulan, jugando a pelearse en el aire, y luego descansan cada uno en un puesto diferente. A intevalos, uno de ellos lanza un largo grito, como un canto, al que sigue una sucesiòn de sonidos cortos, al que todos los demàs se unen como en un coro.Muchas especies en las cuales los machos y hembras se guardan fidelidad, juntos cantan y gritan jubilosamente a intervaos a lo largo del dìa. Este habito es notable sobre todo en el hornero. Macho y hembra enfrentados, emiten su canto excitado y agudo, batiendo todo el tiempo sus alas desplegadas al compàs de la mùsica y cada uno canta una parte, logrando un efecto de armonia.Los Chajàs tambièn vocalizan en concierto, contando las horas, como dicen los gauchos, dado que lo hacen alrededor de las nueve de la noche y de nuevo justo antes del alba.Las Tijeretas una vez al dìa se elevan y yendo apresuradamente de árbol en árbol, se convocan unas a otras a una reuniòn general. Entonces se elevan emitendo pìos cortantes, se precipitan violentamente desde una gran altura abriendo y cerrando sus largas colas, y acompañan su vueo en zigzag con impetuosos sonidos opresivos y cortantes.Los Inambùes se unen en pequeñas tropas y juegan correteando en cìrculos, girando ràpidamente y echàndose de golpe, como para esconderse.El Pato Overo, de vuelo potente y fluido, se eleva en bandaditas hasta parecer apenas una mancha en el cielo. Allì halconean, emitiendo todo el tiempo sus gritos penetrantes, se juntan, se separan y se vuelven a unir y cada vez que lo hacen dan golpes tan fuertes con las alas, que a veces pueden oìrse cuando ya se han perdido de vista.En ninguno de los ejemplos que he dado la conducta sexual està involucrada. Es difìcil dudar de que la causa sea la alegrìa natural que a veces embarga a todos los seres con sentimientos, cuando su hambre està satisfecha y se hallan libres de los controles que otras emociones les imponen. Es en gran medida un sentimiento social. Probablemente, los gritos en concierto de zorros, monos y muchos otros mamìferos, la hermosa exhibición de la Jacana y diversas aves, las extravagancias aèreas de las becasinas, se deban a la misma causa.

LA LECHUCITA DE LAS VIZCACHERAS Athene cuniculariaEs abundante en las pampas abiertas y no se halla en los montes, aunque sì en zonas donde abundan àrboles y arbustos dispersos. De dìa ve mejor que otras lechuzas y no trata de esconderse, ni parecen molestarle los sonidos diurnos ni la resolana del mediodìa. Cuando alguien pasa cerca, lo mira fijamente, siguièndolo con los ojos mientras gira la cabeza como sobre un pivote. Viven en parejas todo el año y durante el dìa se posan en la boca de su madriguera o en el montículo de la vizcachera, donde se ubican tan cerca una de otra, que casi se tocan.Cuando estàn alarmadas vuelan juntas, aunque en ocasiones el macho lo hace solo, mientras la hembra se oculta en la cueva.. Posarse en el suelo seguramente sea màs bien una necesidad que una elecciòn, ya que suelen ocupar lo alto de los arbustos, si èstos abundan.Se aferran al lugar donde viven y, a diferencia de la cachirla y el tero, no las ahuyenta la agricultura. Cuando los campos son arados, excavan sus hoyos en los bordes de las zanjas y se posan en las cercas del costado del camino.En ocasiones se las ve cazar de dìa, especialmente cuando algo anda cerca y les ofrece la oportunidad de una captura fácil. En las càlidas jornadas de noviembre aparecen en multitud dos grandes especies de escarabajos, sus cuerpos voluminosos y el ruidoso y zumbante vuelo invitan a las lechuzas a la caza. Por todas partes se las ve perseguirlos, derribarlos y arrojarse sobre ellos en el pasto. Las lechuzas tienen una manera peculiar de atrapar a su presa, aferrandola con tal fuerza entre sus garras que comienzan a bambolearse y luchan por recuperar el equilibrio sacudiendo sus alas. Si se trata de una presa pequeña, poco después de derribarla la rematan con el pico, pero si es grande, se elevan con ella trabajosamente desde el suelo y vuelan un trecho, dando tiempo a que las heridas infligidas por sus garras hagan efecto.Al crepúsculo, las lechuzas comienzan a ulular, repitiendo varias veces un sonido corto seguido de otro màs largo, separados por un silencio de un segundo. Es una voz suave y quejumbrosa y su sonido se parece a las notas màs graves de una flauta. En primavera ululan mucho y a veces varias se contestan.Al atardecer se las ve a menudo halconeado a una altura de 40 metros , por espacio de un minuto o màs, sin alterar para nada su posición. No se lanzan sobre su presa recorriendo toda esa distancia de una sola vez, sino que descienden verticalmene, aleteando y cayendo ràpidamente, como si estuvieran heridas, hasta unos diez metros del suelo y entonces, luego de halconear algunos segundos màs, llegan a èl planeando oblicuamente. Cazan ratones, ranas y sapos. Dominan con facilidad una culebra de medio metro y la matan golpeàndola con el pico, saltando activamente alrededor y protegièndose en apariencia, con las alas,. Muchos individuos se vuelven dañinos para los gallineros ya que se llevan los pollos durante el dìa.En èpocas de abundancia matan màs presas que las que puede devorar, pero en los inviernos duros llegan hasta las casas, aparentemente muertas de hambre y se rebajan a comer carne de animal muerto, aunque estè vieja y seca como un pergamino..Aunque tienen buena relaciòn con las vizcachas y en ocasiones crìan en alguna de sus madrigueras abandonadas, por lo general excavan las suyas propias. La cueva es curva y su longitud varìa bastante, entre 1,20 y 3,50 metros. El nido se encuentra al fondo y està compuesto de lana y pasto seco, pero con frecuencia hecho exclusivamente de estiércol de caballo. Pone cinco huevos blancos, casi esfèricos. Aùn después de que la hembra comenzò a poner, las aves siguen llevando estiércol seco hasta que el piso de la cueva y el espacio anterior a èl quedan cuiertos con este material. La siguiente primavera limpian la basura y la tierra suelta y la cueva puede servirles por dos años o mà.s. Siempre està desprolija, pero màs que nunca en la època de crìa, cuando la caza es muy abundante, entonces el piso y la tierra que rodea la entrada se encuentran sembrados de excrementos y egagròpilas con pelo y huesos, èlitros de escarabajos,plumas, cuartos traseros de ranas en todos los estados de descomposición, grandes arañas peludas negras de las pampas y restos a medio comer de ofidios y otras desagradables criaturas de las que viven. Todo ello nos recuerda el importante papel asignado a esta ave en la economìa natural. Los pichones salen a la entrada de la madriguera a asolearse y recibir los alimentos que sus padres les traen y cuando alguien se les aproxima se irritan, castañetean sus picos y parecen reacios a entrar en la cueva, aunque algunas semanas después de haber aprendido a volar la convierten en su refugio ante el peligro. Adultos y jóvenes suelen vivir juntos por cuatro o cinco meses.En Buenos Aires, el instinto excavador varìa mucho de un individuo a otro. En las que se crìan en vizcacheras, tal instinto es sin duda dèbil y apenas puede decirse que lo posean. Algunas parejas, unidas desde hace tiempo, sòlo comienzan la cueva ya avanzada la estaciòn de crìa y otras la hacen en abril, seis meses antes de la època reproductiva. Por lo general trabajan los dos sexos, permaneciendo uno cerca y observan las operaciones, aparentando gran interès para tomar el lugar del otro cuando se retira, a veces la hembra hace la madriguera sin ayuda del macho. Algunas parejas trabajan con diligencia en sus hoyos que son hondos y prolijos y otras encaran la tarea con desgano y comienzan media docena de agujeros que abandonan enseguida, luego descansan unas dos o tres semanas de sus estèriles intentos. Sin embargo, al llegar el mes de septiembre, tanto las laboriosas como las perezosas tienen sus cuevas listas.

"El churrinche llega hacia fines de setiembre y se lo vle primero en pastizales bajos salpicados de arbustos, cercanos a montes o plantaciones, sitios tambièn frecuentados por monjitas y otros tirànidos. Los insectos son allì muy abundantes , viendoselo posado en algunaa rama, lanzarse a intervaloes para atrapar moscas a la manera tìpica de la familia y emitiendo con frecuencia su canto grave, melodioso y plañidero. Es muy comùn en los montes que bordean el Plata, asimismo, todas las chacras son visitadas por algunos Churrinches y resultan muy abundantes alrededor de la ciudad de Buenos AiresLos Churrinches forman pareja muy pocos dìas despuès de su llegada y el macho elige el lugar para construir su nido, en la horqueta de un àrbol a una altura de dos a cuatro metros, o a veces en una rama horizontal. Visita este lugar aproximadamente una vez por minuto y se posa en èl con su esplèndida` corona erecta y deja oir un continuo torrente de argènteos gorjeos, tan bajos que apenas se oyen a diez pasos y recuerdan el sonido que se produce al verter agua de un recipiente de cuello estrecho, pero infinitamente màs ràpidos y musicales. El observador apenas podrà ver a su humilde compañera, gris y silenciosa, que no aparenta el menor interès por los asuntos que tanto cautivan a su pareja y lo mantienen en violenta excitaciòn. Es tan belicoso que, cuando no està temmblando en el sitio de su futuro nido o cazando al vuelo algùn insecto, anda persiguiendo enconadamente de àrbol en àrbol a otros machos sin pareja, de su especie. Repite a intervalos su notable y breve canto, compuesto de una sucesiòn de trinos metàlicos modulados dulcemente, que emite durante el vuelo. Suele elevarse hasta 30 o 40 metros y entonces, con las bien levantadas alas, vibrando velozmente, sube y cae casi perpendicular medio metro, cinco o seis vees, pareciendo seguir el compàs de sus notas. Con frecuencia canta de noche sin abandonar su ramita, lo que resulta especialemente placentero, ya que se oye menos apresurado y los sonidos parecen ma`s suaves y prolongados que de dìa. Alrededor de una semana despùes de la llegada, cuando los àrboles recien muestran sus tiernas hojas , empiezan a preparar el nido y, aunque resulte extraño, la hembra es la ùnica constructora, abandonando la indiferencia anterior. El arte y laboriosidad que despliega compensar largamente las bellezas y atractivos del macho, tan agradable a la vista y al oìdo. Recoge de los àrboles casi todo el material que componeel nido:liquenes, fibras y vilannos de cardo. Resulta verdaderamente interesante observar la destreza y rapidez con que recolecta el material, la habilidad con que lo arregla y el afàn incansable de la pequeña hembra que visita su nido unas cien veces por hora, llevando en el pico invisibles telas de araña, Los lìquenes firmemente sujetos a ls mismas y arreglados con delicadeza, las puntas hacia afuera, confieren al nido un color similar al de la corteza sobre la que està construido.Terminada la obra, el benteveo comùn y el tordo renegrido perturban su paz. El primero se suele llevar el nido entero para usarlo como material de elaboraciòn del suyo, y la hembra del tordo siempre està a la espera de un lecho para sus huevos. Sin embargo, pocas veces logra introducirse en el nido del Churrinche. , porque el macho es sumamente celoso y violento cuando se trata de repeler a los intrusos. Pero, a veces, sus viogilancia no alcanza, ya que con astucia la hembra del tordo que ha estado observando en espera de que el pequeño tirànido escarlata descuide su puesto, pone suibrepticiamente su huevo. Cuando esto sucede, los Churrinches abandonan su obra inmediatamente.Pone cuatro huevos puntiagudos, con el extremo mayor moteado de negro. Los jòvenes son al comienzo grises con marcas rufo pàlido, pero pronto se vuelven grises por completo. Un mes màs tarde, el abdomen de los machos comienza a adquirir un tono malva rojizo que luego se expande al pecho y gargante. y por ultimo al semicopete.La especie tiene dos nidadas por estaciòn, pero si el nido es destruido puede llegar a poner hasta cuatro veces.El Churrinche es el primero de nuestros visitantes estivales en marcharse. A pàrtir de fines de enero, apenas los pichones de la segunda nidada son capaces de buscar el alimento, los adultos desaparecen. Se van todos a un tiempo. La partida de las demàs especies migratorias ocurre luego de un apreciable cambio de temperatura. El Churrinche desaparece tres semanas antes que las golondrinas y regresa al mismo tiempo que ellas. Una vez que los adultos se fueron, quedan los silenciosos jòvenes. En un mes pueden distinguirse los sexos. Màs adeelante ya es posible oir el canto de los macho y con frecuencia se los ve persiguièndose por los campos. Parten a fines de abril, tres meses màs tarde que los adultos."

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